LOS AMIGOS
por J. R. Ayllon
No hay más invierno que la soledad.
Pedro Salinas
La buena vida es imposible sin amigos
Durante quince años, entre mis jóvenes alumnos he visto de todo. He visto derrumbarse a tipos muy duros el último día del último curso. Ante algunas separaciones académicas, que se agrandaban por cambio de ciudad o de país, esos tipos duros intuían que los adioses podían ser definitivos...
Recuerdo ahora uno de los mejores poemas de uno de los mejores poetas españoles actuales: Miguel d"Ors.
Durante quince años, entre mis jóvenes alumnos he visto de todo. He visto derrumbarse a tipos muy duros el último día del último curso. Ante algunas separaciones académicas, que se agrandaban por cambio de ciudad o de país, esos tipos duros intuían que los adioses podían ser definitivos...
Recuerdo ahora uno de los mejores poemas de uno de los mejores poetas españoles actuales: Miguel d"Ors.
Amando, Amandiño, que eras de Corredoira,
cómo vuelve esta noche, con qué mágica luz,
aquel baño silvestre, y nuestras cabriolas
desnudas por el prado salpicado de bostas...
El poema expresa la nostalgia de una vieja amistad desvanecida en el pasado, y acaba con estos versos:
Y ahora que contemplo mi vida
y me vienen ganas de darle una limosna,
le pregunto a los años
qué habrá sido de ti, Amandiño, amigo de un verano;
qué habrá sido de mí.
y me vienen ganas de darle una limosna,
le pregunto a los años
qué habrá sido de ti, Amandiño, amigo de un verano;
qué habrá sido de mí.
Un amigo se va haciendo con el tiempo, y acaba por ser como tu sombra, y más que un hermano. Por eso la amistad es algo complicado de explicar.
Ser amigo es ayudar siempre, y no ser amigo es ayudar algunas veces.
Todo el mundo tiene amigos, pero la amistad verdadera escasea porque exige sacrificio, anteponer el bienestar del amigo al tuyo propio.
Si no eres sincero con tus amigos y ocultas algo, entonces no eres amigo sino fachada.
Pienso que los amigos y la familia son las cosas más importantes de la vida. Sin amigos, uno se encuentra desanimado y marginado.
Es entre amigos donde los problemas que tanto nos preocupan encuentran las mejores soluciones.
A veces éste no se hace amigo de aquél, sino de su moto.
Puedes aceptar la amistad que se te ofrece, pero no para aprovecharte de ella. También tienes que saber agradecerla.
La calidad de los amigos se prueba en los momentos difíciles.
En su espontaneidad, estas respuestas juveniles me parecen tan atinadas como las que ofrecen los clásicos. Coinciden con ellos en estimar que la buena vida es imposible sin amigos, y que la amistad es una relación entrañable y libre, recíproca y exigente, desinteresada y enriquecedora, que nace por inclinación natural y se alimenta de compartir lo que se tiene y lo que se piensa.
La amistad en los clásicos
Entre los clásicos que mejor han escrito sobre la amistad, me parece que destacan Homero, Platón, Aristóteles, Cicerón, Séneca y San Agustín. La primera literatura occidental, desde que Homero saca a pasear a Ulises por Troya y el Egeo, ya elogia esa relación que presta al encuentro entre los seres humanos un colorido especial. Ni los héroes griegos pueden recorrer en solitario los escenarios de sus hazañas, ni las relaciones humanas pueden quedar encerradas en el estrecho clan familiar.
La Ilíada y la Odisea, esos prodigios escritos hace casi tres mil años, al reflejar la condición humana en todos sus matices, son un emocionante canto a la amistad. Como también lo es para Oriente y Occidente el libro de los libros: la Biblia. En el mundo homérico destaca la amistad entre Aquiles y Patroclo. En una peligrosa escaramuza de la guerra de Troya, Aquiles presta a su amigo su armadura, su carro y sus caballos. Patroclo, que es un guerrero excepcional, con las armas de Aquiles resulta invencible, hasta que los dioses inclinan la balanza en su contra: Apolo le golpea por la espalda, le desarma y permite que el troyano Héctor le hiera mortalmente y le arrebate las armas.
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